“Educating each child to live their Jewish heritage with pride and to be openminded, responsible citizens of the World”
The Jewish School of Madrid. Ages 3 to 18.
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Nuestros alumnos de 1º de la ESO compiten con sus robots
A lo largo del primer trimestre, los alumnos de 1º de la ESO se han estado preparando en sus clases de Robótica para un acontecimiento único: una competición de robots.
El desafío consistía en diseñar un programa que permitiera al robot desplazarse un metro de distancia, quedando lo más cerca posible de la pared pero sin llegar a tocarla. Los alumnos no disponían de una prueba previa de su diseño, sólo tenían una oportunidad para incluir el programa en su robot y ejecutarlo.
«La clase de robótica es muy entretenida y hay que saber cómo hay que programar el robot. A parte de la clase, la robótica en el día a día es muy importante. Para cocinar, para operar a personas, porque ahora hay robots que ayudan a operar, eso es ingeniería médica. Y en clase hicimos un proyecto muy entretenido, más bien era una competición, trataba de que cada pareja con su robot, por ejemplo el nuestro que se llama BILL GATES, tenía que llegar desde un punto que el profesor nos decía, y había que llegar lo más cerca de la pared pero sin tocarla.»
E.N., alumno de 1º de la ESO
«A mí personalmente me pareció muy chulo el rato del principio de las clases que cada uno traía una noticia sobre algo relacionado con la tecnología, y cada día aprendíamos sobre algo nuevo que había salido al mercado o simplemente veíamos cómo la tecnología ayuda al mundo. Por ejemplo cuando nuestro profesor nos enseñó la noticia del niño que le hicieron una mano con una impresora 3D en vez de comprarle la mano especializada que valía miles de euros más.»
D.K., alumno de 1º de la ESO
«Mi opinión personal sobre las clases de robótica es buena porque yo creo que, a parte de que aprendemos sobre robots y cómo programarlos, me parece útil para el futuro porque ahora hay muchos robots y me parece bien que aprendamos sobre eso.»
C.S., alumna de 1º de la ESO
Los estudiantes trabajaron por parejas creando a sus robots para la competición y aprendiendo diferentes técnicas para diseñar el programa. Algunos emplearon el sensor ultrasónico para que el robot detectase la pared y frenase antes de alcanzarla, otros contaron el número de rotaciones de la rueda del robot al recorrer un metro, y otros hicieron cálculos con el tiempo que duraba cada rotación.
«La competición me pareció un reto difícil para mí porque nos chocamos contra la pared. Habíamos utilizado el sensor ultrasónico que lo utilizamos para medir la distancia y que se parase a los 2cm, pero le pusimos demasiado rápido y no pudo parar a tiempo y se chocó. Le habíamos puesto que se moviera ilimitadamente, pero me alegro de que los demás también ganaran a pesar de que yo haya perdido. Si ahora lo tuviera que hacer de otra forma lo haría más ajustado y no pondría que se parase a los 2cm, sino que se parase a los 4cm para que pueda frenar.»
N.C., alumno de 1º de la ESO
«Mi pareja y yo pensamos en usar el sensor ultrasónico con menos de 4cm, eso significa que se va a parar a menos de 4cm, pero resultó ser muy poco y nuestro robot se chocó contra la pared. Si yo tuviera que hacerlo otra vez lo haría con menos centímetros, el robot empezaba a 100cm de la pared y para que no se choque pondría a 97cm y que se pare en seco.»
S.N., alumna de 1º de la ESO
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